Cecilia Montero


Ex socióloga dedicada a cultivar lo que está emergiendo.


"Between Night and Day" by Christian Schloe


Vivir en la paradoja


¿Cómo describir nuestra actual condición existencial? Somos como el  peregrino que emprende, tranquilo, un camino convencido está de llegar a su preciado destino. Después de sortear innumerables tropiezos se encuentra con que el camino termina en un río. El peregrino  se detiene frente al río deseoso  de pasar a la otra orilla pero…. no encuentra la embarcación que lo lleve! El camino, conocido y seguro, que ha seguido hasta ahora lo ha  conducido a un impasse, un callejón sin salida: lo que era correcto de pronto ya no vale y se vuelve aparentemente falso. Está viviendo una paradoja.

Estamos parados en la ribera conocida del río, sabemos que tenemos que cruzarlo para sobrevivir, alcanzamos a vislumbrar la otra ribera, con sus contornos difusos, pero no acabamos de comprender cuál será el medio, la herramienta, la poción mágica,  que nos llevará hasta ella ni con qué nos encontraremos allá, ¡si es que alguna vez la alcanzamos!  No es que queramos do ir tras un sueño,  un Cielo,  un Paraíso o una Tierra prometida; precisamos de lo inmediato y básico: la posibilidad de dar con el modo de vida que nos permita sobrevivir como individuos y como humanidad. Porque éste es un viaje tanto individual como colectivo.

No es nuestra vida como mamíferos la que  está en crisis,  sino nuestra mente.  Es una crisis de la conciencia. Lo que está en juego es ni más ni menos que la forma en que nos relacionamos con la realidad. En el  curso de un mismo día podemos  encontrarnos frente a situaciones que nos interpelan en lo más profundo: desde el aire que respiramos que en vez de oxigenarnos nos intoxica, el miedo a ser agredidos en cualquier momento tanto en lugares públicos como privados, el stress y agotamiento en el trabajo que nos provee el ingreso, la violencia en las relaciones que debieran gratificarnos,  el efecto colateral de un tratamiento médico, la corrupción de  políticos que nos representan, el abuso de algunas empresas…… La lista es interminable de situaciones que nos devuelven lo contrario de lo esperado. La vida parece decirnos “Esto no es una pipa”.

No hay ámbito de la vida que no esté atravesado por la misma paradoja: nos damos cuenta que algo anda mal, no sabemos por qué, y aunque lo sepamos somos incapaces de hacer algo para cambiar. Vivimos entre la incomprensión y la impotencia.   La mala calidad de vida nos incita a dejar las ciudades, pero igual nos quedamos. Sabemos que los alimentos contienen sustancias tóxicas pero los seguimos comprando.  Solemos afirmar que la salud se ha convertido en un negocio pero no confiamos en las formas alternativas de medicina. La violencia urbana nos vuelve cada vez más defensivos y paranoicos. Elegimos gobernantes en los cuales no confiamos.  Sufrimos el efecto de una crisis generada por un puñado de magnates financieros en un país remoto cuyas movidas nos afectan. Le confiamos nuestro dinero a banqueros inescrupulosos.  La inercia es más fuerte que nuestra conciencia.  

Detrás de estas experiencias de sin sentido y de falta de comprensión hay una amenaza virtual: la de un colapso mayor.  Porque podemos vivir cómodamente aunque no tengamos certezas respecto del origen del Universo o acerca de qué ocurre después de la muerte. En cambio la  amenaza de una catástrofe inminente corroe nuestra mente consciente o inconscientemente. Lo  paradojal está en que a pesar de los grandes logros alcanzados por la humanidad,  justo cuando tenemos medios considerables para enfrentar los problemas, la situación global se agrava frente a nuestros ojos!  Angustia, Incertidumbre. Algo así deben haber vivido los japoneses-habitantes del país tecnológicamente más desarrollado del mundo-cuando el año 2011 de nada sirvieron los diques,  los sistemas de alerta, el agua se llevó todo  y dejó la tierra tal como era antes de la intervención humana.

La psiquis del ser humano contemporáneo está atravesada por los síntomas de una crisis de civilización. Sus causas no vienen, como en otros momentos de la historia, de las guerras, epidemias, hambrunas, escasez económica,  luchas raciales o sociales.  El pensamiento lineal de la lógica racional no nos sirve para explicarla. Esta se  expresa como un estado de perplejidad, asombro, miedo o ansiedad difusa.  Puede surgir de la nada, por un hecho fortuito,  en un instante en que experimentamos una emoción fuerte,  o simplemente cuando despertamos sobresaltados de un sueño. Lo que tienen de común estas sensaciones es que  apuntan en forma cada vez más nítida al  agotamiento del sentido común compartido, de las formas convencionales de pensamiento.  Sabremos que es así cuando sintamos no las explicaciones habituales que nos damos no nos convencen ni a nosotros mismos. Estamos muy bien informados, sabemos lo que ocurre, pero no sabemos por qué! No tenemos cómo interpretar la experiencia y por eso nos sentimos mal. 

Hemos perdido el control de nuestras vidas, o más bien, la ilusión del control que nos entregaba la visión moderna de un mundo movido por la idea de  Progreso. Se necesitan nuevos principios,  nuevos valores a la altura de los desafíos que enfrentamos. Entretanto tenemos que contentarnos con habitar un mundo que se nos presenta como paradojal, más allá de lo creíble y sin embargo tan real!  Manejar la paradoja es importante para desarrollar una mente creativa. La habilidad de mantener dos ideas opuestas en mente al mismo tiempo y todavía ser capaz de funcionar es, según decía Scott Fitzgerald, un indicador de que estamos frente a una inteligencia de primera.

Vivir en la paradoja es ser capaz de sostener los opuestos en la mente, considerar sus relaciones, similitudes, relaciones, para crear algo nuevo.





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